Seré sincero: no, no creas que esta
noche me ha costado tanto soñar contigo. No es tan difícil lograrlo si, como es
mi caso, lo deseas de verdad. Te has adentrado en mi mente como un virus que se
infiltra en las células a las que somete y derriba, consiguiendo que mis
defensas lancen la señal de alarma ante tal invasión. Un mensaje que llega
demasiado tarde: mi memoria se encuentra desde hace tiempo contagiada por el influjo
de tu sonrisa y el cuadro ha ido empeorando con el encantador sonido de tu voz
y el dulce veneno de tus besos… ¿Cómo no te vas a aparecer ante mí en el mismo
instante en el que me sumerjo en el sueño más profundo?
Tras analizar la enfermedad que
deteriora mi esperanza día a día, he evaluado los parámetros de tu cariño y he
tratado de resolver las ecuaciones con la incógnita de tu misteriosa
sensualidad, para calcular el porcentaje de tiempo en el que te adueñas de mis
pensamientos. Y el resultado obtenido no deja lugar a dudas: denota una mayoría
abrumadora de minutos colgado de tu recuerdo, rememorando situaciones y
entregándome al estéril hábito de tenerte presente en cada decisión que tomo y
cada escena que imagino. Una fotografía fugaz de un “nosotros” que siempre se
transforma en un “yo” solitario mientras tu imagen se difumina, lentamente, en
un segundo plano.
Cuando cae la noche, sin embargo,
todo se vuelve diferente: sin obligaciones que me despisten ni compañía que a
base de conversación espante tu recuerdo, siento que la tranquilidad y el
sosiego me permiten el lujo de dedicarme a ti en exclusiva. Entonces, espoleado
por tu preciosa imagen en esa foto que dibuja pinceladas de un verano
inolvidable, cierro los ojos y me dejo caer suavemente en el colchón de mi
memoria. Allí revivo conversaciones, lugares que ya nunca se podrán olvidar y noches
interminables arropado al calor de tus abrazos, sin reparar en el tiempo que ha
pasado desde que decidiste emprender una nueva vida, deseada por otros ojos y
saboreada por otra boca. Una vida plagada de días maravillosos, paseando sin
mirar el reloj y respirando el olor del mar. Reconozco que todavía no he sido
capaz de acostumbrarme a la imagen de tu cuerpo rodeado por otros brazos y
acariciado por otras manos que desconocen los secretos de tu anatomía. Y lo
cierto es que no ha pasado tanto tiempo como imaginaba…
El silencio acompaña a la soledad
de mi habitación cuando, tumbado sobre mi cama, siento que mi cuerpo flota
mientras felices fragmentos de vida compartida resbalan desde mis recuerdos.
Así, mecido por las olas de la nostalgia y con tu voz de fondo susurrando
frases que poco tiempo atrás alteraban todavía más el ritmo de mi corazón,
acabo vencido por el cansancio para caer, rendido, en la profundidad de los
sueños. El último pensamiento de mi estado consciente trata de evocar la
enésima noche que me regalaste, llena de pasión y deseo: no es más que un
intento de engañar a mi cerebro para que, una vez dormido su propietario, siga proyectando esa película con la que disfrutaba minutos antes. Aunque existe una
sutil diferencia: ahora sí; ahora soy el protagonista principal, contemplando
tu figura, acariciando tus hombros y oliendo el perfume de tu piel… con un
realismo mágico que forma parte de ese sueño inolvidable en el que poco a poco
te acercas a mi boca y, antes de sellarla con tus labios pronuncias con voz
suave: “te debo un beso”
4 comentarios al respecto...:
Cierto es, que cuando te adentras en ese pequeño momento de consciencia/sueño, uno, a veces, no es capaz de diferenciar lo que es sueño de lo que es realidad.
Es por eso, que creo que nuestro protagonista desea dejarse llevar por ese momento, para rememorar y conseguir, de una forma más intensa, que sus sueños y deseos hacia ella parezcan más reales...
Mi canción para este relato es: Scene in a Dream de KEVIN KERN
Es cierto. somos capaces de recrear en nuestra mente un mundo personal en el que tus deseos se cumplen y el protagonista principal es uno mismo. No está de más dejarse caer de vez en cuando por esa otra parte de tu vida que solo existe en los sueños, para disfrutar de su risa, para reír con su ocurrencias, para besar sus labios... Las posibilidades son infinitas.
Un saludo y gracias por la recomendación musical!
¡¡Hace tanto que no sueño!!. Acaba el día y creo que muero para resucitar cuando suena el despertador. ¡¡Estoy exhausta!!, ¿cómo lo hacéis los que tenéis hijos?.... quiero ser mayor y jubilada, ¡¡no me importa la edad!!, ¡¡quiero vivirrrrrrrrr!!, ¡¡¡quiero soñarrrrrr!!!, ¡¡quiero tener tiempo para aburrirme!!.
A lo que iba: entiendo yo que el protagonista sueña con alguien que está con otra persona. Yo también tengo una canción (no conozco la de Lino pero por “tu puesto” que la buscaré, jejeje, ¡¡no me lo pierdo por nada del mundo!!... pero Lino, ¿cómo lo haces?, ¿dónde encuentras esas joyas que recomiendas?), Celine Dion, “To Love you more”… el violín suena maravillosamente bien, confieso que es de mis favoritas de la canadiense, sin lugar a dudas:
http://www.youtube.com/watch?v=WIo8JPAPecg
Tú lo has dicho: el protagonista sueña con alguien que está con otra persona... porque en la vida real sabe que no podrá disfrutar de esa maravillosa relación. Para eso sirven los sueños, entre otras cosas.
A lo mejor lo que te ocurre es que sí sueñas, pero no recuerdas lo que has soñado. Seguro que en lo más profundo de tu mente también hay lugar para los sueños de madrugada. Cualquier día saldrán a la luz... Y como dice una frase que seguro que todos hemos oído: "ten cuidado con lo que deseas, no vaya a ser que lo consigas..."
Un beso y gracias por las recomendaciones musicales. Ambas le van al pelo al relato.
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