6 de septiembre de 2012

ÚLTIMA MIRADA


La tarde llega a su fin y el sol intenta en vano no sumergirse bajo la línea azulada del océano. En breve comenzará a anochecer, pero el calor golpea todavía la carretera como si fueran las horas centrales del día. Él conduce, sudoroso, con ambas manos agarradas firmemente al volante; crispado, escondiendo su gesto tras unas gafas de sol para que ella no pueda adivinar lo que su expresión corporal está proclamando a gritos. Llevan veinte minutos en el coche, camino al aeropuerto, pero los segundos pesan cada vez más y el aire compartido en ese pequeño habitáculo se ha hecho ya irrespirable, con la tensión propia que emana de los largos e incómodos silencios en los que se sobreentiende todo sin pronunciar palabra.
Él enciende otro cigarrillo mientras se le escapa un suspiro de alivio al identificar un cartel que indica el desvío hacia su punto de destino. Las gafas no pueden ocultar la barba de varios días, su aspecto algo desaliñado y un leve temblor de su mano cada vez que acerca el tabaco a la boca. Ella permanece seria, con la mirada al frente perdida en un punto lejano y jugueteando intranquila con una pulsera entre sus dedos. Ambos saben que la noche anterior ha desbordado el vaso de la paciencia; aguantar hasta ese momento había sido todo un acto de malabarismo emocional, pero ya no queda truco alguno en el que confiar para seguir aferrándose a una relación vacía y acabada tras horas y horas de discusiones, reproches y desconfianza.
Tras un cruce peligroso que le obliga a mirar a ambos lados durante más tiempo del que desearía, él observa cómo resbala una lágrima por la cara de su acompañante; es una lágrima silenciosa, en la que se adivina rabia y decepción, pero cae sobre su conciencia con la temperatura y el peso del plomo incandescente. Casi sin aliento, se muerde el labio superior y acelera de modo brusco, como queriendo escapar de un presente que ahoga su existencia. Ella se traga sus emociones y vence al llanto, mientras intenta sintonizar alguna canción inapropiada entre la maraña de emisoras que saltan de modo automático en el dial.
Al llegar al aparcamiento, una calma extraña domina el ambiente una vez que se apaga el motor del vehículo. Dos bocas que se buscaron durante tantas horas, jugando ahora a esconder sus palabras bajo la luz artificial del parking y el calor pegajoso del mes de Julio. Él se baja primero y extrae las maletas, mientras ella comprueba por décima vez la hora del vuelo en su plan de viaje. La acompaña hasta la puerta cabizbajo, al tiempo que su cerebro musita frases de arrepentimiento y excusas retrasadas; ella camina un par de metros por delante, tratando de mostrar esa entereza tan suya que ahora se desmorona paso a paso. “Un par de minutos y se habrá acabado” piensa, mientras rebusca en su bolso la cartera.
 Ante la puerta giratoria él se detiene y coloca las maletas a un lado. Ella trata de recogerlas evitando cruzarse con su mirada, cuando siente una leve presión sobre sus dedos; intentando agarrar el asa de la misma bolsa, sus manos se tocan y los dos sienten que no queda más remedio que enfrentar sus miradas, quizá por última vez. Cuando él se incorpora y tropieza con sus ojos, un río de fuego atraviesa su garganta, dejando escapar el inicio de una frase que muere ahogada por el estruendo de un avión que despega en ese instante: “Yo tan sólo quería…”
Ella contempla la expresión de su cara, ahora ojerosa sin la protección de los cristales de color verde botella, pero no es capaz de reaccionar ante la supuesta petición de clemencia. Sus labios, carnosos y coloreados en un tono rojo vino, dejan escapar únicamente un escueto “adiós” que resuena punzante en los oídos de quien, frente a ella, no es capaz de admitir que esa será, casi con total seguridad, la última vez que crucen sus caminos.
La noche se adueña del paisaje y enfría en cierta medida los estragos que el calor ha causado durante el día. De nuevo en la autopista, él conduce de vuelta a ninguna parte con la mirada encharcada y el corazón pataleando en su pecho. Un fogonazo de memoria le recuerda esa mirada que un día lo convirtió en esclavo, encadenado al calor de su sonrisa. Un segundo después, con el cuentakilómetros delatando el exceso de velocidad, apaga las luces del coche, cierra los ojos y se deja llevar atravesando la línea continua que marca el límite del asfalto.     

8 comentarios al respecto...:

EricVela dijo...

Triste y muy contundente. Totalmente impersonal tu relato, sólo hay información de los sentimientos de los personajes, sólo de eso. Afortunadamente no me identifico con la historia, pero seguro que no es en absoluto imposible. Me gustan tus relatos.

MIGUEL DÍAZ dijo...

Muchas gracias por tu comentario, Kike. Tienes razón en lo de que la historia podría ser perfectamente factible bajo determinadas circunstancias. A veces uno no sabe de lo que es capaz hasta que la vida te pone a prueba. Puede que haya llevado la historia un poco al extremo, pero todos hemos conocido algún caso de este tipo o similar en el que una mezcla explosiva de mala suerte, mal momento y mal estado de ánimo han conducido a un final catastrófico. Quién sabe...
Gracias de nuevo y espero que nos sigamos viendo por aquí o por tu blog.
Un abrazo

Unknown dijo...

Triste, si triste. El final de cualquier relación es triste por lo que esa ruptura significa. Se pierde el AMOR, el odio, el sexo, la amistad, lo tedioso, la alegría, la tristeza, lo cotidiano,lo gracioso, lo aburrido, lo divertido, la compañía,la familia (la de ella y en algunos casos hasta la tuya propia) ...en fin, todas las circunstancias buenas y menos buenas (todas aportan su granito de arena) que rodean a una relación de pareja.
Y por supuesto la sensación de fracaso e impotencia por no ser capaz de evitar lo inevitable.
Tengo un buen amigo que hace unos años ha pasado por una ruptura sentimental y que al leer este relato inevitablenente se me viene a la memoria porque siempre que me acuerdo de el en relacion a este tema me lo imagino pasando por todas esas situaciones dolorosas y lo dificil que le devió de ser pasar por ellas y llegar a superarlas...
Se que las ha superado y me alegro por el. En cuestiones relacionadas con el AMOR no siempre se acierta... Si fuese así de facil...
Mi tema para este relato es: "Black Point" de MICHAEL HALLAS.

MIGUEL DÍAZ dijo...

En la lista que has relatado están muchas de las cosas que tienes y pierdes cuando se acaba una relación. Desde luego es un momento de gran tristeza y decepción, sea el motivo que sea el de la ruptura y sea quien sea el que la haya provocado. Yo también conozco a un amigo que pasó por lo mismo y, efectivamente, tuvo que hacer frente a días duros y situaciones comprometidas. Creo que para estas cosas, como para muchas otras, el tiempo es la mejor medicina para olvidar y verlo todo con otra perspectiva.
Gracias de nuevo por tus comentarios.
Un saludo!

Anónimo dijo...

Esta podría ser mi historia hace unos 10 años... retrocedo en mi memoria y me veo en ese coche....y entonces me acuerdo de todas las cosas buenas que tengo: mi familia, mis amigos, mis mascotas ... mis sueños... cojo ese cd que él me regaló no hace tanto, cuando en aquel momento todavía nos sorprendíamos con regalos inesperados y sólo éramos él y yo. No había ninguna Nora ocupando sus pensamientos y los dos esperábamos a que llegase la hora de salir de trabajar para poder estar juntos... ahora parecía tan lejano... ¿en qué momento nos perdimos?, ¿en qué momento él se alejó y yo no me enteré?, ¿qué había hecho yo mal para que todo eso se esfumase?, ¿qué le faltó conmigo que lo fuese a buscar en otra?, ¿y su promesa de ser siempre sincero pasase lo que pasase?... Puse el cd y empezó aquella canción que durante tanto tiempo fue mi favorita:

"I get wings to fly...
Oh...oh... I'm alive...."

me dejo llevar por la canción que me trae todas esas buenas sensaciones que tuve un día... y que deben estar dentro, escondidas por alguna parte, ¿por qué no van a poder salir de nuevo?, quizá no con él pero sí con otra persona, en otro momento, en otro lugar.... el cd sigue sonando... y entonces suena otra de mis favoritas....

"I was waiting for so long
For a miracle to come
Everyone told me to be strong
Hold on and don´t shed a tear

Through the darkness and good times
I knew I´d make it through
(...)



Let the rain come down and wash away my tears
Let it fill my soul and drown my tears
Let it shatter the walls for a new sun
A new day has come

When it was dark now there´s light
Where there was pain now´s there´s joy
Where there was weakness I found my strength..."

y entonces tuve un "Momento Escarlata" y pensé: "mañana será otro día". Llegué a mi casa, abrí la puerta, y aquellos dos soles de cuatro patas me recibieron como nunca antes alegrando una vez más uno de mis días oscuros... "A New Day Has Come"...

Anónimo dijo...

Como dice la canción: "El tiempo no cura nada
el tiempo no es un doctor" ..."permitame que les contradiga un poco"...yo creo que el tiempo ayuda a asimilar la situación, a saber analizarla, a aprender sobre lo vivido, a mejorar como persona y también como pareja. No considero que mis rupturas sentimentales hayan sido un fracaso, más bien todo lo contrario: han sido grandes experiencias y todas, absolutamente todas, me han aportado cosas buenas y mucho, mucho aprendizaje. Creo que soy quien soy gracias a todos y cada uno de ellos, desde el primero hasta el presente. Cuando la gente habla de encontrar al "amor de su vida" yo pienso que yo he tenido suerte y lo he encontrado porque todos han sido "el amor de mi vida" en ese momento de mi vida. Todos han sido protagonistas y números uno en el amor, todos han sido mi preferencia, "el hombre de mis sueños", mis chicos, mis hombres, mis amores.... si un día se terminó porque no supimos seguir quieriéndonos como pareja pues hay que asumirlo, seguir adelante y desearnos lo mejor por todo eso bueno que hemos vivido y que nos hemos aportado (porque espero que yo también les haya aportado algo bueno, evidentemente). Además, he tenido la gran suerte de conseguir tener muy buena relación con algunos de ellos, incluso una relación de amistad sincera y honesta. No puedo sentir nada malo hacia esos chicos que un día elegí como "el amor de mi vida", algo bueno tendrían que hizo que saltase la chispa y esa chispa que un día se apaga siempre puede transformarse en una bonita amistad porque, como dice la canción "Where did our love go?... before you won my heart, you were a perfect guy..."

MIGUEL DÍAZ dijo...

Wow! Estos dos últimos comentarios podrían haber supuesto por sí mismos una de las historias más bonitas de este blog... Seas quien seas, gracias por compartir con nosotros esta avalancha de sentimientos, tan bien narrada y tan veraz, destilando sensatez en cada palabra relatada. Creo que ya lo he mencionado en mi comentario anterior de esta misma entrada: el tiempo sí nos ayuda a ver las cosas desde una perspectiva más alejada y no tan subjetiva. "En caliente" no siempre tomamos las decisiones y los pensamientos correctos.
Lo que dices acerca de "los amores de tu vida" es uno de los párrafos más bonitos que he leído en los últimos años. Gracias de nuevo por tu aclaratoria aportación y mi más sincera enhorabuena por albergar esos sentimientos.
Un abrazo!

Anónimo dijo...

".. y decían que bonito
que era vernos pasear
queriéndonos infinito
pensaban siempre será igual
como lo permitimos
qué es lo que hicimos tan mal..."

la historia es tuya. Te la regalo ;). Puedes hacer con ella lo que quieras pero creo que reinventarlas con "tu toque personal" podría quedar muy interesante.

Me alegro de que te guste. A mi también me gustan las tuyas.

Un saludo.

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