21 de diciembre de 2011

CENA DE NOCHEBUENA

Peter Brueghel El Viejo (1526/1530-1569): "Los siete pecados capitales o los siete vicios: Gula"


“El tiempo de madrugada siempre pasa más despacio” Le vino este pensamiento a la cabeza mientras miraba su reloj tumbado sobre la cama, todavía sin deshacer. El día había sido aburrido, como siempre, pero la jornada de hoy era diferente. Se celebraba el día de Nochebuena y, por encima de cualquier otra connotación, eso significaba cena especial en un día de exaltación familiar. No para él, desde luego, pues hacía ya varios años que el mundo, las relaciones sociales e incluso su familia le habían dado la espalda. Pero este año, su objetivo era tener una Navidad especial de verdad; así lo había decidido semanas atrás y así iba a llevarlo a cabo.
Cerró la puerta de la nevera con un suspiro y una mueca de decepción en su rostro. El reloj marcaba ya las 3:27 de una larga vigilia. No recordaba el número de veces en las que esa noche, engañando a su conciencia y obligado por su promesa, había acudido hacia un castigo autoinfligido, pero difícil de completar. En esta última incursión hacia la glotonería, había tomado como prisioneros a un sándwich de salmón y a un buen trozo de queso curado. Ninguno parecía destinado a disfrutar del privilegio del indulto y antes de que su cerebro se diera cuenta, ambos yacían triturados en el fondo de su estómago.
La sensación de saciedad y hartazgo era cada vez mayor. Su pantagruélico viaje había comenzado hacia las nueve de la noche, sentándose en solitario a la mesa para dar buena cuenta de un abundante menú en el que no faltó ningún plato típico navideño, así como sus respectivos dulces y postres. Pero tras esa última visita a la nevera, el festín había finalizado…
Se recostó como pudo en el sofá; tomando entre sus manos el puñado de pastillas tranquilizantes que había preparado, fue ingiriéndolas una a una, atenuando las crecientes ganas de vomitar con pequeños sorbos a un vaso de agua. “Así debe sentirse un pavo en los días previos a las fiestas navideñas” pensó. Y cerró los ojos mientras el sopor y la agonía se adueñaban de la habitación.


"La Navidad no es un momento ni una estación, sino un estado de ánimo" (Calvin Coolidge)

4 comentarios al respecto...:

Amando Carabias dijo...

Ya te comenté en La Esfera que me había gustado el relato. Ahora repito, además, que respecto de la decisión del protagonista del suicidio, nada que objetar. Una manera 'sabrosa' de hacerlo.
Me parece fantástico el instrumento que has usado para denunciar la gula que nos preside en estas jornadas. La ilustración de Brueghel El Viejo, es una auténtica pasada. Podría decirse que este tipo de pintura (también El Bosco) es un antecedente de los cómic.
Y otra cosa, por último, el ser humano no ha cambiado con los siglos. (¡Cómo se ponían en el XVI! de comida, bebida y otras. El que está vomitando en el puente es total)

MIGUEL DÍAZ dijo...

A mí también me llamó la atención la manera en la que Brueghel nos retrata este pecado capital. Hay que detenerse a contemplar bien el cuadro para llevarte alguna que otra sorpresa. Desde luego, en lo que a pecados capitales (y de los otros) respecta, la cosa no ha variado mucho con el devenir de los siglos, no. Y pienso que la tecnología no ha ayudado mucho a mejorarla...
Gracias por tu comentario, Armando, y Felices Fiestas!!

Unknown dijo...

Yo también respeto la decisión del protagonista, sólo espero que cuando cierre los ojos y "se vaya", encuentre esa liberación que creo que está buscando...

Mi canción: "Eyes closing" de Two Steps From Hell.

www.youtube.com/watch?v=BVe2_0blWkg

MIGUEL DÍAZ dijo...

Seguro que ha encontrado alivio y liberación una vez finalizada su cena. No me cabe la menor duda...

La canción me parece preciosa.

Un fuerte abrazo!

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