
Debería cerrar los ojos y pedirle un deseo a uno de esos duendes buenos que revolotean invisibles
entre los copos de nieve en estos días. Lo haría, pero la verdad es que nunca
me han hecho mucho caso... Les pediría que te trajeran a casa, para tenerte aquí,
abrazado en tu mirada y perdido entre tus caricias mientras susurras un
maravilloso “te quiero”, mi mejor regalo de Papá Noel. Por desgracia, el año
pasado dejé de creer en ellos.
Por eso, en este año que ahora termina, presiento que no me hará mucha
gracia la decoración del abeto, ni la cena de Nochebuena, ni la nieve
resbalando suave sobre los paraguas de la gente que pasa reflejando el frío en
sus caras. Este año, lo único que de verdad deseo es volver a verte y, debajo
de un puñado de muérdago, entregarte mi regalo de Navidad, mi mejor obsequio:
la promesa de que éstas serán las últimas fiestas que pasemos separados.
Después, estoy seguro de que todo será mucho más fácil. Tan sólo hay que volver
a creer…
2 comentarios al respecto...:
Es una pena que las circunstancias AMOROSAS de nuestro protagonista, hagan que pierda la ilusión por las que para mí son de las mejores fechas del año.
Entiendo que el no sentirse completo al no tenerla, haga que se sienta así, pero yo le pediría que no deje de creer en los "duendes buenos".
Seguro que si no pierde la fe y les pide como deseo y con todas sus fuerzas ( habiendo sido bueno, claro) que ella regrese, le concederán el volver a estar JUNTOS.
Mi canción para este relato: "Together" de Paul Leonard-Morgan.
https://www.youtube.com/watch?v=SjS60Ib1fD8&index=28&list=PLB10BA1893DC48335
Nunca hay que dejar de creer en los duendes, Lino. Sobre todo durante esas fechas tan señaladas, porque, cuando menos te lo esperas, pueden hacer que se cumplan tus mejores deseos.
Gracias y un saludo!
Publicar un comentario