17 de diciembre de 2011

CANCIONES VIOLETAS


        Wassily Kandinsky (1866-1944): "Composition VII" (1913) Óleo sobre lienzo. Galería Tretyakov. Moscú

Reproduzco aquí un artículo que he leido en el blog de Javier Sampedro, sobre el maravilloso mundo de la SINESTESIA. Reconozco que me ha sorprendido y noto envidia por no tener el don de "sentir" las cosas de esa manera. Al menos por ahora, yo no he sido capaz de oler una nota musical o ponerle color a un día de la semana, pero hay algo que me hipnotiza y trastorna mis sentidos cuando contemplo un cuadro de Kandinsky o de Paul Klee,  que no me ocurre con ningún otro. Serán cosas del expresionismo...
Vale la pena leerlo con detenimiento, sobre todo el contenido de los dos enlaces que os dejo más abajo.
  
AGUDO CLARO CHICO PINCHO ARRIBA
¿De dónde vienen las metáforas? A veces del talento poético, a veces del tejido nervioso. Una de sus fuentes más enigmáticas es la sinestesia, o situación en que la estimulación de un sentido crea una percepción automática en otro. La más común asocia colores a signos escritos, como en esta estrofa de Rimbaud:
"A negro, E blanco, I rojo, U verde, O azul
Algún día descifraré vuestros nacientes orígenes"
La segunda forma más común de sinestesia asocia colores con días de la semana, como domingo verde. Otras afectan en distintas combinaciones a las notas musicales, los olores y los dolores, a las formas o a las texturas, a la posición en el espacio, al tamaño de las cosas y qué sé yo qué más: por ahora se han clasificado unos 60 tipos de esta condición.
Rimbaud y Baudelaire eran sinestetas, como Wagner y Liszt, Scriabin y Messaien, Kandinsky y Hockney, Poe y Nabokov, y al menos dos científicos: Nikola Tesla y Richard Feynman (a quienes algún día podremos citar sin el nombre de pila, como al resto). Esta lista no llega a demostrar que la sinestesia sea la madre de todas las metáforas, pero sí que lo deja a uno medio mosca y como hurgando en su cabeza en busca de los nexos ocultos que se le habían escapado hasta ahora.
Y tal vez la búsqueda no sea en vano, después de todo. Según las investigaciones neurológicas recién publicadas por científicos de las universidades de Oxford y Berlín, los sinestetas son solo casos extremos de un fenómeno que compartimos la generalidad de las personas. Pese a todas las diferencias de detalle que uno quiera catalogar, todos los humanos compartimos la tendencia a asociar las notas agudas con los colores claros, los tamaños pequeños, las formas más picudas y las posiciones más altas en el espacio (lo que justifica el título de esta entrada). No son asociaciones aprendidas, ni condicionadas por la cultura, sino inconscientes y automáticas. Y ni siquiera parecen peculiaridades humanas, puesto que las compartimos con los chimpancés.
¿De dónde vienen las metáforas? A veces del talento poético, a veces del tejido nervioso, y a veces de la noche evolutiva de los tiempos.
 Pórtense azul los lectores.
Si quieres leer algo más acerca de este tema, ahí van estos dos enlaces:

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