3 de febrero de 2011

TOCANDO CON LOS OJOS

No puedo definirla de otra manera… Tras su sonrisa demoledora, por momentos incluso apabullante, subyace una dulzura que te obliga a reconsiderar si quisieras encontrarte siempre bajo el influjo de su mirada o, casi mejor, no recordar siquiera en dónde estás y dejarte transportar por la suavidad de su tono de voz, sintiendo cómo te toca con esos ojos de color indescriptible.
En ella conviven un conjunto de dualidades que te hacen vivir una continua montaña rusa emocional, mordisqueando tus tobillos con la duda permanente de con cuál de ellas quedarte: ¿será la fragilidad-fortaleza que tanto me atrae o la inocencia-picardía que tanto me desconcierta?
En todo caso, creo que no renunciaría a ninguna de sus maravillosas características, pues he constatado que el conjunto resultante alcanza unos niveles de seducción y atracción de los que ni ella misma es consciente. Simplemente se trata de perderse en el recorrido del deseo; de ese deseo de ser mirado por sus ojos, de ser inundado por la luz cuando se ríe, de poder identificar su presencia con el mero atisbo de su olor… En definitiva, el deseo de poder cerrar los ojos y averiguar, anclado todavía a este mundo, a qué saben sus labios.

2 comentarios al respecto...:

María Ra dijo...

"Nada sabe tan dulce como su boca,
me transporta a una nube cuando me toca....", aunque yo prefiero la segunda estrofa "nada sabe tan dulce como su boca, tan solo alguna cosa....", jaaajajaja.
Es una preciosidad de texto... describe a la perfección esa parte mágica que tiene el enamoramiento: ese "emborrachamiento", "embobamiento" y "chute" emocional en el que todo es maravilloso y perfecto y vives, ya no en una nube sino por encima de todas ellas. No comes, no duermes, sólo piensas en ÉL/ELLA, lo demás no importa, no existe el resto del mundo. Y sí, hay que vivirlo (aunque yo prefiero no vivirlo más: esa angustia y estrés perpetuo me agotan, jaja) y hay que experimentarlo pero yo soy más terrenal y me quedo con lo que viene después: con el AMORRRRRR. Para mi el verdadero amor es lo que queda después del enamoramiento, cuando ya todos nos hemos quitado el abrigo de la irrealidad, la fantasía y la ilusión y descubrimos como somos realmente, sin trampa ni cartón, con las cosas “feas” al descubierto (que suelen quedar ocultas en esa etapa previa del enamoramiento), cuando esa “idealización” tan típica del enamoramiento se cae y se tiene ya un contacto más real y terrenal de lo que es la otra persona, cuando la aceptas (y te acepta) con tus virtudes pero, sobre todo con tus defectos, a eso le llamo yo “amor” (me encanta la cita: "Uno aprende a amar, no cuando encuentre a la persona perfecta, sino cuando aprenda a creer en la perfección de una persona imperfecta"), pero bueno, evidentemente no para todo el mundo significa lo mismo.

Lamentablemente hoy en día nos cansamos pronto y necesitamos experimentar esas "mariposuelas" que nos invaden ante lo desconocido, lo nuevo, el terreno por explorar.... para después caer otra vez en la tierra (y muchas veces de bruces) y ver que no existe el amor perfecto, ese amor que nos llena al 100% y lo que era antes nuevo, ahora nos harta y nos sobra. Y creo que no hay nada mejor ni más bonito que el intentar reconquistar e ilusionar de nuevo a tu pareja, "a la de siempre", eso es lo verdaderamente difícil y complicado, ¿cómo se llega a eso?, no lo sé pero espero poder averiguarlo algún día... en fin.. que soy una extraña "románica" que persigue imposibles, jaja. Si es que en el fondo me van los retos.

SACE dijo...

Bravo, suscribo tu comentario de principio a fin; dichoso el que se enamora y es correspondido, añado.

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