Me resulta increíble la precisión y el control que pueden alcanzar los deportistas de élite con sus herramientas de trabajo. En este caso, lo que hace Roger Federer es, sencillamente, espectacular. Me saco el sombrero también por el "valiente" que se ha prestado al experimento; esa bola no va precisamente despacio... La cuestión es: ¿fake or not fake?
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