30 de julio de 2015

NO DE ESA MANERA

Se hacía tarde y la cafetería estaba a punto de cerrar. Habían pasado varias horas sentados, frente a frente, en una mesa que quedaba algo apartada de las del resto del local. No quedaba otra que aclarar las cosas, establecer ciertas normas y, de una vez por todas, dar por zanjado un asunto que se estaba volviendo en contra de ambos.

Él mantenía su taza de café entre las manos, tratando de aferrarse de alguna manera a esos minutos finales que te quedan antes de saber que algo se acaba. Ella, enfrente, mantenía una mirada llena de comprensión y cariño, a sabiendas de que él hacía tiempo que había apagado la razón y solo obedecía a los destellos de lucidez que su corazón enviaba. De pronto, tras un silencio revelador que antecedió a un intercambio de frases incómodo, él se lanzó al vacío de la discusión, empujado por la energía de su inconformismo:

―Es muy duro para mí insistir, pero quisiera estar seguro de una vez por todas de que no sentimos lo mismo
―Me ha costado mucho darme cuenta de lo que estaba pasando; no te creas que para mí ha sido fácil reconocerlo ―respondió ella con tono preocupado.
―Me aterra preguntártelo: sería como la confirmación definitiva de algo que ya presiento de antemano…

Ella acarició su mano y él tuvo la sensación de que mil agujas atravesaban su estómago.

―Es que no puedo engañarte, ni engañarme a mí misma… y menos a mi corazón
―No, no sigas hablando, por favor. Haremos como que tú lo sabes y yo lo sé, pero no pongas en tu boca esas palabras. Me queman en los oídos…

Ambos sabían de qué estaban hablando. Qué difícil es asumir el hecho de que otra persona no sienta por ti lo mismo que tú sientes por ella. Y uno quisiera creer que se trata de algo bidireccional, pues el “enamorado” siente y sufre su desagravio, pero la persona que no le corresponde como el otro quisiera se enfrenta también a una situación muy incómoda, en la que la amistad peligra e incluso podría llegar a desaparecer. Una triste y compleja guerra, en definitiva, en la que nunca ha habido ni habrá vencedores y sí dos corazones atormentados, aunque uno lo sea por exceso y el otro por defecto…

Relato inspirado en la preciosa canción de Sam Smith “Not in that way”

2 comentarios al respecto...:

Unknown dijo...

Esta vez no voy a realizar ningún comentario al respecto de este relato.

Simplemente voy a subir el enlace de la canción que he elegido para él...

En este caso, la música vale más que mil palabras...

"Letting go" de James Dooley.

www.youtube.com/watch?v=9rZljfnPz0I

MIGUEL DÍAZ dijo...

Efectivamente, la música me ha dejado sin palabras... Gran elección, Lino.
Gracias de nuevo por la banda sonora.
Un abrazo!

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